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Fisioterapia para la Artrosis: Tratamientos y Ejercicios Efectivos

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La fisioterapia para la artrosis es una de las formas más efectivas y seguras de tratar esta enfermedad degenerativa de las articulaciones. A través de programas personalizados, los pacientes pueden mejorar su movilidad, reducir la rigidez y aliviar el dolor de la artrosis sin depender únicamente de medicamentos. Los tratamientos para la artrosis incluyen técnicas manuales, terapia física, educación postural y aplicación de calor o frío. Además, los ejercicios para la artrosis juegan un papel clave en fortalecer los músculos que rodean la articulación, mejorar la estabilidad y prevenir el deterioro progresivo. En este artículo descubrirás cómo combinar correctamente la fisioterapia para la artrosis con rutinas simples y eficaces que puedes hacer en casa para mejorar tu calidad de vida y mantenerte activo/a de forma segura.

¿Qué es la artrosis?

La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones caracterizada por el desgaste progresivo del cartílago articular. Este cartílago actúa como un amortiguador natural, facilitando el movimiento y reduciendo la fricción entre los huesos. A medida que la artrosis avanza, el cartílago se desgasta y los huesos comienzan a rozar entre sí, causando dolor, inflamación, rigidez y pérdida de movilidad.

Esta condición puede afectar cualquier articulación del cuerpo, pero es más común en las articulaciones que soportan peso, como las rodillas, caderas y columna vertebral, así como en las manos y los pies.

Los síntomas principales de la artrosis incluyen:

  • Dolor articular que empeora con la actividad y mejora con el reposo.
  • Rigidez matutina, generalmente de corta duración.
  • Pérdida de movilidad y dificultad para realizar movimientos habituales.
  • Inflamación leve en la articulación afectada.
  • Deformidad articular en etapas avanzadas.

La artrosis es una enfermedad crónica y progresiva, pero con tratamientos adecuados y fisioterapia, es posible reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Anatomía de las articulaciones afectadas por la artrosis

Las articulaciones son estructuras compuestas por huesos, cartílago, líquido sinovial, ligamentos y músculos. En el caso de la artrosis, el deterioro principal ocurre en el cartílago articular y en las estructuras circundantes.

Componentes clave de una articulación

  • Cartílago articular: Una capa de tejido liso y elástico que recubre los extremos de los huesos, permitiendo un movimiento sin fricción. En la artrosis, este cartílago se desgasta y pierde su función protectora.
  • Líquido sinovial: Líquido viscoso que lubrica la articulación y nutre el cartílago. En la artrosis, su producción puede verse reducida, afectando la movilidad.
  • Hueso subcondral: La estructura ósea debajo del cartílago. Con el desgaste del cartílago, el hueso se endurece y pueden formarse osteofitos (protuberancias óseas).
  • Músculos y ligamentos: Proporcionan estabilidad a la articulación. Con la artrosis, los músculos pueden debilitarse y los ligamentos volverse menos flexibles.

Las articulaciones más comúnmente afectadas por la artrosis incluyen:

  • Rodilla (gonartrosis): Provoca dolor, inflamación y pérdida de movilidad.
  • Cadera (coxartrosis): Genera rigidez, dolor en la ingle y dificultades para caminar.
  • Columna vertebral (espondiloartrosis): Se manifiesta con dolor en la zona lumbar o cervical.
  • Manos y dedos: Puede causar deformaciones y pérdida de fuerza en la prensión.

Incidencia de la artrosis

La artrosis es la enfermedad articular más frecuente a nivel mundial y afecta a millones de personas. Se estima que una de cada tres personas mayores de 50 años presenta algún grado de artrosis, y su prevalencia aumenta con la edad.

  • Más del 80 % de las personas mayores de 65 años presentan signos de artrosis en estudios radiológicos, aunque no todos desarrollan síntomas severos.
  • Afecta más a las mujeres que a los hombres, especialmente después de la menopausia, debido a cambios hormonales que influyen en la salud del cartílago.
  • El sobrepeso y la obesidad son factores clave en la artrosis de rodilla y cadera, ya que aumentan la carga sobre las articulaciones.
  • Los deportistas y personas con trabajos físicamente exigentes tienen mayor riesgo de desarrollar artrosis por el uso repetitivo de las articulaciones.

La artrosis no solo afecta a los ancianos. Puede aparecer en personas jóvenes y activas, especialmente cuando hay antecedentes de lesiones articulares o factores genéticos predisponentes.

Factores de riesgo de la artrosis

Edad

El envejecimiento es el principal factor de riesgo de la artrosis. Con el paso del tiempo, el cartílago pierde su capacidad de regenerarse y se vuelve más frágil. A partir de los 50 años, el riesgo de desarrollar artrosis aumenta significativamente.

Factores genéticos

Las personas con antecedentes familiares de artrosis tienen mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad. La predisposición genética puede influir en la calidad del cartílago y en la estructura articular.

Sobrepeso y obesidad

El exceso de peso aumenta la presión sobre las articulaciones, especialmente en las rodillas y caderas. Cada kilogramo adicional puede incrementar hasta cuatro veces la carga en las rodillas, acelerando el desgaste del cartílago.

Lesiones articulares previas

Las lesiones deportivas, fracturas o cirugías previas pueden dañar el cartílago y aumentar el riesgo de artrosis en la articulación afectada. La artrosis postraumática es común en deportistas y personas con antecedentes de accidentes articulares.

Uso repetitivo de las articulaciones

Actividades que implican movimientos repetitivos o impacto constante en las articulaciones, como correr, levantar peso o trabajos manuales, pueden acelerar el desgaste del cartílago y predisponer a la artrosis.

Alteraciones biomecánicas

Las malformaciones congénitas, como displasia de cadera o rodillas en varo o valgo, generan una distribución desigual de la carga articular, aumentando el riesgo de desgaste prematuro.

Enfermedades inflamatorias y metabólicas

Condiciones como la artritis reumatoide, gota, diabetes y dislipidemias pueden afectar la salud del cartílago y acelerar su degeneración.

Sedentarismo

La falta de actividad física debilita los músculos que protegen las articulaciones y reduce la lubricación natural de las mismas, favoreciendo la rigidez y el desgaste prematuro.

Dieta inadecuada

Una alimentación pobre en colágeno, antioxidantes y ácidos grasos esenciales puede afectar la salud articular. Deficiencias en vitamina D y calcio también pueden contribuir a la fragilidad ósea y articular.

Tabaquismo y consumo de alcohol

El tabaco reduce el aporte sanguíneo a las articulaciones, afectando la regeneración del cartílago. El consumo excesivo de alcohol puede aumentar la inflamación y el riesgo de enfermedades articulares.

Hormonales y cambios postmenopáusicos

En las mujeres, la disminución de estrógenos después de la menopausia puede acelerar la degeneración del cartílago, aumentando el riesgo de artrosis en manos, rodillas y caderas.

Tipos de artrosis

Artrosis primaria y secundaria

La artrosis primaria es aquella que se desarrolla sin una causa específica, generalmente debido al envejecimiento y el desgaste natural del cartílago articular. Es más común en adultos mayores de 50 años y suele afectar articulaciones de carga como rodillas, caderas y columna vertebral. Factores como la genética, cambios hormonales y el uso repetitivo de las articulaciones influyen en su desarrollo.

La artrosis secundaria, en cambio, es consecuencia de factores externos o condiciones preexistentes, como lesiones articulares, enfermedades inflamatorias (artritis reumatoide), alteraciones metabólicas (gota, diabetes) o deformidades congénitas. Puede presentarse en edades más tempranas y tiende a progresar más rápido que la primaria.

Artrosis según la articulación afectada

  • Artrosis de rodilla (gonartrosis): Afecta la articulación más utilizada y de mayor carga, provocando dolor, inflamación y rigidez. Con el tiempo, puede generar deformidad y pérdida de movilidad.
  • Artrosis de cadera (coxartrosis): Se manifiesta con dolor en la ingle y la parte lateral del muslo, limitando el movimiento y afectando la marcha.
  • Artrosis de columna (espondiloartrosis): Se presenta en la zona lumbar y cervical, causando dolor, rigidez y, en casos avanzados, compresión nerviosa.
  • Artrosis de manos y dedos: Afecta las articulaciones interfalángicas, provocando deformidades (nódulos de Heberden y Bouchard), rigidez y pérdida de fuerza.
  • Artrosis de hombro (omartrosis): Produce dolor y restricción del movimiento, especialmente al elevar el brazo.
  • Artrosis de tobillo: Más frecuente en personas con lesiones previas como esguinces o fracturas, causando dolor y dificultad para caminar.

Artrosis postraumática

Es una artrosis secundaria que se desarrolla después de una lesión articular, como una fractura, rotura de ligamentos o un daño en el menisco. Estas lesiones alteran la biomecánica articular y aceleran el desgaste del cartílago.

Artrosis idiopática

Se diagnostica cuando la causa es desconocida. Puede afectar a varias articulaciones simultáneamente y suele presentarse en personas sin antecedentes de lesiones o enfermedades articulares.

Examen clínico

El diagnóstico de la artrosis se basa en un examen clínico exhaustivo que incluye:

  • Historia clínica: Se evalúan los síntomas como dolor, rigidez matutina, inflamación y pérdida de movilidad. Se pregunta sobre factores de riesgo y antecedentes familiares.
  • Exploración física: Se observa la movilidad articular, la presencia de inflamación, crepitación (sonido de roce óseo) y atrofia muscular.

Pruebas diagnósticas

  • Radiografía (RX): Muestra signos característicos como reducción del espacio articular, osteofitos (crecimientos óseos) y esclerosis ósea.
  • Resonancia magnética (RM): Permite evaluar el estado del cartílago, los ligamentos y el líquido sinovial, útil en etapas tempranas de la enfermedad.
  • Tomografía computarizada (TC): Se utiliza en casos complejos para analizar alteraciones óseas.
  • Ecografía: Ayuda a detectar inflamación y presencia de líquido en la articulación.

Tratamiento

Métodos conservadores de tratamiento

Fisioterapia y rehabilitación

La fisioterapia es fundamental para reducir el dolor, mejorar la movilidad y fortalecer los músculos que estabilizan las articulaciones afectadas.

Terapia manual

A través de movilizaciones articulares y técnicas de masaje, se mejora la circulación sanguínea, la flexibilidad y la movilidad articular.

Electroterapia
  • TENS (Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea): Ayuda a bloquear la transmisión del dolor y relajar la musculatura.
  • Ultrasonido terapéutico: Facilita la regeneración de los tejidos y reduce la inflamación.
  • Láser de baja intensidad: Tiene efectos analgésicos y antiinflamatorios en la articulación.
Hidroterapia

Los ejercicios en el agua reducen la carga sobre las articulaciones, mejorando la fuerza muscular y la movilidad sin causar dolor.

Ejercicios terapéuticos

El ejercicio es la mejor forma de prevenir la rigidez y fortalecer la musculatura que protege las articulaciones. Se recomienda:

Ejercicios de fortalecimiento
  • Extensiones de rodilla en silla: Ayudan a fortalecer el cuádriceps, fundamental para la estabilidad de la rodilla.
  • Elevación de piernas en decúbito lateral: Fortalece los músculos abductores de la cadera, esenciales para mejorar la marcha.
  • Elevación de talones: Mejora la fuerza del tríceps sural (gemelos y sóleo), reduciendo el impacto en rodillas y tobillos.
Ejercicios de movilidad y estiramiento
  • Estiramiento de isquiotibiales: Ayuda a reducir la tensión en la rodilla y la cadera.
  • Movilización de tobillos con banda elástica: Mejora la flexibilidad del tobillo y reduce la rigidez matutina.
Ejercicios de equilibrio y propiocepción
  • Trabajo con bosu o plataformas inestables: Fortalece los músculos estabilizadores y mejora la coordinación.
  • Ejercicios de un solo pie: Favorecen la estabilidad articular y reducen el riesgo de caídas.
Órtesis y ayudas ortopédicas
  • Rodilleras y soportes articulares: Ayudan a estabilizar la articulación y reducir el dolor.
  • Plantillas ortopédicas: Mejoran la alineación del pie y reducen la carga en rodillas y caderas.
Modificación del estilo de vida y ergonomía
  • Pérdida de peso: Disminuye la carga en las articulaciones y ralentiza el deterioro del cartílago.
  • Uso de calzado adecuado: Reduce el impacto en las articulaciones y mejora la postura.
  • Evitar movimientos repetitivos y de alto impacto: Para prevenir mayor desgaste articular.

¿Cómo puede ayudar una persona con artrosis a sí misma?

El tratamiento de la artrosis no solo depende de las terapias médicas y fisioterapéuticas, sino también de las acciones diarias que cada persona puede tomar para aliviar los síntomas y mejorar la movilidad. Un enfoque adecuado puede ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida sin necesidad de recurrir a la cirugía.

Movimientos y actividades que deben evitarse

Ciertos movimientos pueden empeorar la artrosis y acelerar el desgaste del cartílago, por lo que es importante evitar:

  • Ejercicios de alto impacto como correr, saltar o deportes con cambios bruscos de dirección.
  • Posturas mantenidas por mucho tiempo, como estar sentado o de pie sin moverse durante períodos prolongados.
  • Flexión excesiva de las articulaciones, especialmente en rodillas y caderas, como al realizar sentadillas profundas o arrodillarse repetitivamente.
  • Movimientos de torsión bruscos, que pueden afectar especialmente las rodillas y la columna.
  • Levantamiento de objetos pesados sin una técnica adecuada, lo que genera una carga extra en las articulaciones afectadas.

Medidas preventivas y actuación ante los primeros síntomas

Si bien la artrosis es una enfermedad progresiva, una intervención temprana puede prevenir el deterioro severo. Algunas estrategias clave incluyen:

  • Mantener un peso adecuado, ya que el sobrepeso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones.
  • Practicar ejercicio regularmente, eligiendo actividades de bajo impacto como natación, ciclismo o caminatas moderadas.
  • Realizar ejercicios de fortalecimiento, para mejorar la estabilidad de las articulaciones y reducir la carga en los huesos.
  • Utilizar calzado adecuado, que brinde un buen soporte y amortigüe el impacto en las articulaciones.
  • Mantener una alimentación rica en antioxidantes y ácidos grasos esenciales, para reducir la inflamación y favorecer la regeneración del cartílago.

Alternativas para evitar la cirugía en casos avanzados

Cuando la artrosis ha progresado, pero el paciente aún quiere evitar una cirugía, existen varias opciones para controlar el dolor y mejorar la funcionalidad articular:

  • Fisioterapia intensiva, con ejercicios específicos para mantener la movilidad sin generar sobrecarga en la articulación.
  • Uso de ortesis y soportes articulares, como rodilleras o plantillas ortopédicas, que ayudan a aliviar la presión sobre la articulación.
  • Aplicación de terapias físicas, como electroterapia, ultrasonido o terapia con láser, que pueden disminuir la inflamación y el dolor.
  • Terapias en el agua (hidroterapia), que permiten hacer ejercicio sin impacto en las articulaciones.
  • Técnicas de relajación y mindfulness, que ayudan a reducir el estrés y la percepción del dolor.

Adoptar estas estrategias de forma constante y disciplinada permite que muchas personas con artrosis mantengan su calidad de vida sin necesidad de cirugía.

Preguntas frecuentes

1. ¿Cuál es el mejor ejercicio para la artrosis?

Los ejercicios de bajo impacto, como natación, ciclismo y caminar, son los más recomendados. También es importante incluir ejercicios de fortalecimiento y estiramiento para mejorar la estabilidad articular y la flexibilidad.

2. ¿Se puede curar la artrosis?

No, la artrosis es una enfermedad degenerativa crónica que no tiene cura. Sin embargo, con tratamiento fisioterapéutico y cambios en el estilo de vida, es posible controlar los síntomas y mejorar la movilidad.

3. ¿Qué alimentos ayudan a mejorar la artrosis?

Se recomienda una dieta antiinflamatoria, rica en omega-3 (pescados, semillas), antioxidantes (frutas y verduras), y colágeno (caldos de huesos, gelatina, carnes magras). Además, es importante reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y azúcares refinados.

4. ¿Es mejor aplicar frío o calor en la artrosis?

  • El frío se recomienda para aliviar la inflamación y el dolor en momentos de crisis.
  • El calor ayuda a relajar los músculos y mejorar la circulación en casos de rigidez matutina o dolor crónico.

5. ¿Qué hábitos pueden empeorar la artrosis?

Los factores que pueden acelerar el desgaste articular incluyen el sedentarismo, el sobrepeso, el uso excesivo de articulaciones en actividades repetitivas, una mala postura y una alimentación poco equilibrada.

El manejo de la artrosis requiere constancia y compromiso, pero con el enfoque adecuado, es posible vivir con menos dolor y mantener una buena calidad de vida.

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